Amadís, amigo, más que amigo, hermano. Nuestros corazones laten al unísono. Aunque es bien cierto que el mío lo hace por amor de Doña Mariadela y el vuestro es un tanto promíscuo pues late por amor de toda moza con faldas (y aún creo que los curas no estarían totalmente seguros a vuestro lado por mor de llevar faldas igualmente).
Así que paréceme excelente todo lo que proponéis: allá en Torralba estarán los arqueros y las damas de la CAMARA para, una vez más, cumplir como buenos con los amigos, divertirnos como bestias, beber y comer como cosacos e intentar (si no daros la réplica) sí al menos colaborar en lo que podamos con el Milagro de la Virgen de Cigüela.
A más de hermanaros, abrazaros y osculearos cuanto haga falta. Contad con ello... y contad los días.